Todos,todas y "todes" interpretan un papel que rápidamente cambian si les conviene por algún tipo de circunstancia. Cosa que se acentúa en una serie de casos que me parecen digno de estudio.
El primer ejemplo que se me viene a la cabeza y posiblemente el más claro, sucede cuando vas en un coche y una moto y/o bicicleta hace algo que bajo tu criterio no es lo correcto. Rápidamente y con una firmeza desconocida hasta ese momento, te dispones a lanzar todo tipo de insultos y palabras malsonantes ante la supuesta actividad incorrecta de aquel inocente individuo.
Pero si bien vas en bicicleta y/o moto, el papel que interpretas es completamente distinto y con la misma celeridad que antes proferias insultos hacia los demás usuarios de dos ruedas, ahora haces lo propio hacia los conductores de coche.
Pero ahí no queda, lo más curioso comienza con las críticas y da igual cual sea su origen, destino o causa. Con las críticas todo es más sencillo, todo el mundo se horroriza cuando alguien critica a alguien, pero poco después sin ningún tipo de remordimiento ni atisbo de duda, lanza las mismas críticas que la persona criticó anteriormente. Eso si, que nadie me critique a mí, pues tengo derecho a criticar en todo, pero no acepto ni aceptaré jamás que se haga sobre mi persona.
Es verdaderamente sorprendente y hasta curioso, ver y comprobar la capacidad que tiene las personas para cambiar su rol a ciclista, conductor, peatón, criticador, criticado-ofendido, etc... es algo asombrosamente ágil y peligrosamente atrevido.
