El problema del amor no es otro que las personas que intervienen en él, y es que quien ama es un ser humano y quien es amado también lo es.
Y los seres humanos somos, por lo general, seres capaces de lo peor y de lo mejor pero casi siempre, de lo peor.
Siendo el ser humano un ser en declive, un animal enfermizo cuyo futuro es verdaderamente incierto, plagado de inexactitudes y de comportamientos atemporalmente asqueantes, cualquiera de sus palabras y de sus gestos equivale a un síntoma. Un síntoma, que reafirma mi teoría, una vez más; estamos enfermos.
Es de recibo, al menos, conocer el origen de los problemas que nos atañen directamente. Con lo dicho con anterioridad, no quiero limpiar el nombre de nadie ni librar de culpa a nadie
-cada cuál sabrá- lo que quiero es, reivindicar el amor por el amor, la serenidad, el buen criterio, la seriedad, los valores, la moral TRADICIONAL y sobre todo, la cordura y el sentido común.
Es que el mal llamado,
rebaño, ya ha hecho mucho daño, a todos en general y a los valores personales en particular.
Y hay cosas que verdaderamente no puedo dejar pasar por alto, aunque lo intente con todas mis fuerzas, provisionado con una fuerza titánica y hercúlea me siguen pareciendo completamente deleznables.
Escuchando: Madonna - Like a prayer