Con que facilidad gestionaba toda la situación. Infinidad de información, infinidad de opciones, infinidad de cosas distintas...
Es inimaginable en mi -limitada- mente masculina poder tan siquiera esbozar cómo era posible enlazar aquella búsqueda y transformarlo en una épica gesta, como aquella, y no perecer en el intento.
Pero ella podía.
Reconozco que la admiración que siento por aquella situación, constituye por sí misma, un placer muy puntual y indescriptible para una situación en concreto.
Con mi característica alergia a la frivolidad y sin el más mínimo genero de dudas, puedo decir que en esos aspectos -ella- tiene una mente mucho más sana que la mia, tan deformada por las prisas, la inconformidad y el miedo a la mediocridad.
Aún así esa misma situación trasladada a otra persona hubiera significado algo poco menos que insatisfactorio y como consecuencia, inútil. Y no sólo por la carencia de habilidades que ella tiene, que también, o por ese halo mágico que todo lo envuelve sino por no poder sentirme parte de ese mágico proceso que aún ahora, no alcanzo a comprender.
Escuchando: Madreblu - Certamente

No hay comentarios:
Publicar un comentario