viernes, 24 de octubre de 2008

Las promesas se pueden romper por los dos lados

Sólo hay una cosa que odio más que un médico…y son dos médicos. Puede que esta afirmación se fuera construyendo años ha, mediante múltiples visitas a diversos especialistas.

Ahora, cuando ya no planeaba sobre mí la sombra del médico… ha vuelto.
Maldita sea mi suerte, ¿Qué habré hecho para esto? Realmente no importa…

Lo más curioso de los médicos se produce en la situación cuando te diagnostican algo y tú no estás de acuerdo. Vas a otro médico, a otro, a otro y así… hasta que alguno te diagnostique lo que tú quieres o más te interesa. Es fascinante.

Porque seamos sinceros, ¿Vas a confiar en un señor que con total seguridad se ha emborrachado fin de semana si fin de semana también, no iba a clase y se ha sacado la carrera copiando? Yo no lo veo nada claro…

Aún así recuerdo una vez de pequeño, hace dos o tres años, cuando estuve un periodo más o menos relevante en el hospital. Recuerdo también cómo le hice la pregunta MÁGICA al facultativo: “¿Me va a doler?” A lo que el muy serio, mirándome a los ojos, de la manera más fría y sin un matiz de gesticular dijo “Sí” mientras sujetaba un tubo y un bisturí en la otra mano.

Después de ese momento de nirvana, que recuerdo como de los más dolorosos de mi vida, me estuvo explicando una serie de cosas que apenas podía escuchar y aún menos entender. Cuando finalizó de hablar conmigo mantuvimos una conversación:

-Perdone, ¿Me va a seguir doliendo?
-Sí
-Ah…¿Sabe que me dan miedo los médicos?
- ¿Te dan miedo los médicos?
-Sí.
-ah… -cara de a mí qué cojones me importa-
-Si me promete que mañana no me va a doler, le prometo que perderé el miedo a los médicos.
-De acuerdo, trato hecho.

Y así descubrí cómo se pueden romper las promesas por los dos lados, algo que he tenido presente desde aquel día.


Escuchando: Demian rice - delicate

1 comentario:

Anónimo dijo...

Delicate... Exquisita...