Cada palabra que lanzáis hacia mí, es ese aliento de ánimo que necesito, no hacéis más que fortalecerme, infieles.
Seguir así, yo tiempo ha ya desempolvé el látigo de la indiferencia y no dudéis de que seguiré usándolo con la misma eficiencia como hasta ahora, pues sé quienes sois y de donde venís.
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