Aunque quisiera, no podría ser ejemplo de nada pues he sabido fracasar con un éxito desconocido en casi todo lo que me he propuesto como nadie lo ha hecho anteriormente. Aunque no quisiera, no he sabido destacar en nada en general ni en nada en particular, no asi como algunos lo han hecho notablemente muy a mi pesar.
He tenido sueños, sueños que algunas personas en la mejor de las ocasiones se han encargado de estropear. Amén de las veces que las cirscunstancias dictaban lo propio y no me quería dar cuenta. Uno nunca quiere darse cuenta.
Los sueños rotos, aquellos que se pierden efimeramente en la memoria, los que a la mañana siguiente no suelen ser recordados, los que se pierden con el viento de la memoria, son los que siempre tengo. Y algunos no se olvidan, aunque verdaderamente quisiera.
No sé si disfruto tanto de mi propia soledad por poder estar en silencio. El silencio que te ofrecen las horas muertas es una de las cosas mas relajantes y gratificantes que he experimentado en los últimos meses. Es sorprendente comprobar como cosas que antes pasaban desapercibidas, detalles inanes, ahora cobran una importancia más que relevante.
El soledad nunca pide nada a cambio, pues sabe que siempre va a estar ahí y tarde o temprano, te guste o no, vas a caer en ella.
Y es entonces cuando me declaro insolvente, por no tener no tengo ni sueños, pero a ella le da igual, a ella no la puedo olvidar...

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