miércoles, 12 de noviembre de 2008

La guerra nunca cambia

A veces casi me preocupo pensando que ya no confío en nadie, o en casi nadie. Sonrío, hablo, me relaciono con muchas personas pero siempre bajo un halo de hipocresía –esa misma que yo detesto- la cual intento que de una forma u otra, me proteja. Realmente no me fío ni de mi cepillo de dientes. Esta situación, no es más que la consecuencia de una serie de casualidades, vivencias y acciones que han hecho que tiempo ha, cambiase todo la mentalidad que tenía sobre este tema.

Así que, personalmente, creo que lo normal es que nadie debiera dar su confianza 100% en otra persona y que todos tengamos nuestros secretos, que tengamos varias personas que conozcan diferentes partes de nosotros. Porque todos, en un momento determinado tienen alguna razón o debilidad a poder fallarnos (no es que tenga que pasar por obligación).

Después, es obvio que se deja de confiar en la gente. Yo lo hice. Y lo hago, a pesar de encontrar nuevas personas, de conocer a gente… Quizás sea yo el único loco o puede que otros estéis igual de locos.

Escuchando: Carlos Santana- EUROPA

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