lunes, 7 de diciembre de 2009

did we enough to keep us together?



Lluvia de estrellas que un día nos unieron
se apagan en el charco de lágrimas
que siempre ahoga mi corazón
cual recuerdo en mi conciencia




Sí, 'lágrimas' no rima con 'conciencia'. Pero mis 'lágrimas' no tienen que rimar con 'conciencia', tienen que rimar con alegrías, triunfos, éxitos, e incluso si me apuras, con esperanzas.

Lo realmente duro no son las lágrimas, ni la conciencia, es la distancia. Y lo duro de ésta, puede que sea toda la serie de dificultades e inconvenientes que arrastra. Tengo varias amistades a cientos o miles de kilómetros de donde me encuentro. Y eso no me apena en absoluto. También hay personas que están muy lejos de mí, pero esa distancia es muy distinta. Esa es la distancia que suelo definir como distancia emocional.

Aquella que te hace estar muy cerca, pero a la vez muy lejos. Aquella que inefablemente te empuja a sentirte solo, con esa persona.

La nueva e irrepetible distancia, la cual es emocional, se acrecienta cuando por una serie de factores, circunstancias, momentos, errores y oportunidades desaprovechadas ve la oportunidad para crecer y expandirse exponencialmente. Todo ello, fuerza inequíviocamente a poner un tope, un muro, una armadura, una distancia...

He de confesar que normalmente es fácil lidiar con ella, pero hay ocasiones que verdaderamente es complicado. Aún así siento cerca a muchas personas las cuales no están cerca. Otras, no. Pero también cabe la posibilidad, que jamás estuvieran cerca y el error fuera mio. Eso me inquieta sobremanera como lo pensar sobre lo que deberías saber de mí. Y es que quiero que sepas de mí, lo que yo quiero que sepas de mí, no lo que la distancia hace que sepas de mí.

Siempre pensé que tenías que verme y escucharme no para entenderme, que no lo has hecho nunca, sino para sentirme.


Y es que...

Tenía tanto que contarte.

Tenía tanto.

Tenía.



Y ya no.




Escuchando: Dire Straits - Brothers In Arms

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