Y aquello me eclipsó.
Puntos, rayas y silencios, me dije una y otra vez.
A mí me bastan los silencios.
Y es que los silencios suelen tener las respuestas que necesito y no es que no les apetezca a hablar sino todo lo contrario. Siempre tienen mucho que decir y una vez que empiezan nadie les puede callar.

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