martes, 22 de julio de 2008

¿Por qué no?

Me quedé prendado de su belleza, su forma de hablar, sus gestos, su olor, su elegancia, su cuerpo, su forma de ser, su pelo, sus movimientos, su timidez, su inseguridad, su voz, me quedé prendado de una impresión al fin y al cabo, nada era real. Nada.

Una cascada de sensaciones, un sin fin de sentimientos tan potente entorno a una persona completamente desconocida que destruyó todas mis corazas, me dejó indefenso. Completamente inerte en este juego del amor.


Una palabra suya y sería su esclavo. Una sonrisa, seria suyo para siempre. Sí, he tenido esa sensación unas pocas veces en mi vida. ¿Enamoramiento? No lo sé. Solo sé que fué maravilloso y emocionante, a partes iguales.


Escuchando: Mike Oldfield - Tubular bells

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