Las imágenes, siempre más claras que los diálogos, sentencian que a pesar de mis innumerables esfuerzos por alcanzar la –sobrevalorada- felicidad, ella, siempre sería más hábil y más veloz que yo.
No es algo que me preocupa, quizás debería, pero realmente: ¿A quién le interesa ser feliz hoy en día? Exacto... exacto.
¿Qué es la vida sino un conjunto de sucesos anecdóticos entrelazados por la toma efímera de decisiones y el azar?
Decisiones…
Tomar decisiones en la vida es una de las cosas más interesantes que he experimentado. Por todos es conocido y por algunos es sabido que todo acarrea consecuencias, todo trae decisiones futuras. Si no tomásemos decisiones ¿Cómo sería nuestra vida? Realmente no sería “nuestra” sería de otro, aquel que tomara las decisiones…o al menos mi limitada capacidad no lo puede entender de otra manera.
Lo mejor de tomar decisiones es que te equivocas o aciertas pero lo haces tú mismo. Esto por un lado puede asustar a mucha gente y excita sobremanera a otra. A mí, si tuviera que decir la verdad sobre esto, no sabría en que grupo estaría. Me encanta decidir, me hace sentir libre, fuerte, seguro pero… por otro lado me hace sentir mal ya que pienso que cualquiera de las opciones que sea la elegida será errónea.
Será por eso mismo, la mayoría de las veces que tengo que decidir algo dejo que el azar lo haga por mí. De esa manera no sufro; si fracaso tomando la decisión no me siento culpable pero si por el contrario considero que la decisión tomada es la más acertada entre ellas, he de considerar que el azar me premió y tampoco sufro ningún tipo de sensación, por extraño que parezca.
Aunque realmente cuando tengo que decidir algo medianamente importante, entonces decido embarcarme en un retiro –cuasi- espiritual, en el cual me distancio de todo y de todos a fin de poder discernir con mis cosas de la manera más diligente posible.
La distancia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, del mismo modo que, el viento apaga el fuego y aviva los incendios más devastadores.
Quizás por eso, me va como me va.

4 comentarios:
Fomentar la música clásica usando un piano yamaha viene a ser parecido a fomentar hacer caca mientras se está en la mesa comiendo.
Precioso.
Y encima lo toca lento y es una mala grabación.
Y no sabes qué CARAS estaba poniendo mientras fraseaba este tío. Se inventa notas, y cuando hay que tocar todo fuerte él toca la melodía una fuerte la siguiente débil la siguiente fuerte, ¿a qué juegas muchacho?
no encontre nada mejor, de todas maneras si crees que el oido de la gente esta tan perfeccionado, es simplemente imposible.
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