jueves, 11 de septiembre de 2008

Mi fantasma del armario

Hay cosas que jamás alcanzare a comprender. Hoy no tenía nada que hacer y me había propuesto ir a comprar un par de libros que tenía en la mente desde hace mucho y de esa manera poder darme un paseo matinal.

Todo marchaba con total normalidad, ya que compré los libros que tenía pensado y visite los lugares que planeé con anterioridad. Pero a la vuelta hacia mi casa –me separaban más de 35 min. a pie- pude comprobar como hacía más calor del esperado y estaba bastante cansado.

Fue así como decidí sentarme en un banco de una conocida plaza de Sevilla sin más que hacer que comenzar a leer alguno de los libros que había adquirido esa misma mañana.

Me senté en un banco que estaba vacío en un extremo de la plaza, en el extremo opuesto había un grupo de jóvenes de no más 25 años, chicos y chicas que estaban charlando tranquilamente. Fijándome con más atención en ellos me di cuenta de que estaban fumando –evidentemente no era tabaco- y con unas litronas en el suelo. Pero aquello no me importaba en absoluto, sólo me importaba descansar unos pocos minutos para poder seguir con mayor comodidad el “viaje” de vuelta.

Pude observar como la gente que pasaba por la propia plaza o por los alrededores me miraban de una forma especial, rara, incluso rancia. No comprendía por qué. Después de aquello, me puse a leer con una mínima atención al libro y con la máxima atención a lo que me rodeaba. Ví pasar a muchas personas, observe a los demás bancos –algunos ocupados-, observe todo lo que me rodeaba con sumo detalle.
Observe como las personas que me miraban a mí de manera, digamos –especial- , cuando pasaban cerca de aquellos jóvenes antes mencionados, ni si quiera los miraban. ¿Qué ocurría? ¿Qué pasaba?

La obtusidad me invadió, no sabía que fallaba. Me mire de arriba abajo, me levante y me miré en un espejo. Todo estaba normal, todo estaba correcto, no había nada raro. Emprendí el viaje de vuelta hacia mi hogar no sin volver a pensar en lo que había pasado. ¿Serían cosas mias? ¿Estaba todo siendo una exageración mia? Yo piensaba que no, que no era así. Por ello seguí dando más vueltas al tema. Hasta que descubrí lo que fallaba, lo único que me distinguía de los demás: Un libro en la mano.


Escuchando: pendulum - propane nightmares

1 comentario:

Anónimo dijo...

España es uno de los primeros países del mundo en compra de libros, y uno de los últimos en leerlos. Están para el qué pensarán los demás. Curioso, pero no me sorprende.
¿Lote?