Todo empieza así, de esa manera catastrófica que incluso roza peligrosamente lo irreal y lo absurdo. En un extraño bucle carente de sentido donde no me encuentro a mi mismo, ni intento pensar ni hacer cosa alguna; menos aún encuentro respuesta o acierto alguno.
Amén a la verdad, debería decir que ciertamente no me da miedo equivocarme lo que realmente me da miedo son las consecuencias directas, los efectos de aquella o de la otra equivocación.
Sobre todo si es en un tema importante.
¿Qué es un tema importante? ¿Algo que nos importa es importante? ¿Alguien que nos importa es importante? ¿Quién dicta lo que es importante y lo que no?
¿Algo o alguien que nos importa es algo que nos ocupa mucho tiempo? ¿Quién dice cuanto tiempo es mucho? O peor aún; ¿Quién dice cuánto tiempo es suficiente? Todo es tan relativo que al final, al final del bucle olvido lo que me da miedo.
Y es entonces cuando me doy cuenta, de que tengo sueño y de que inexorablemente el bucle vuelve a comenzar...

No hay comentarios:
Publicar un comentario