Me ha pasado de todo viajando, literalmente, de todo. Muchas de las cosas que me han pasado no las escribo aquí por vergüenza o pudor pero verdaderamente me han sucedido cosas que rallan lo peligroso y lo absurdo. !!Podría escribir un libro sobre ello¡¡ Quizás un día me anime...
Desde movidas con los móviles y sus conversaciones a gritos de otras personas
(Link) , mujeres jóvenes de países del este intentando hablar conmigo
(Link) o mujeres de etnia gitana que intentan casarme con su hija de 13 años mientras viajo en autobús
(Link) pero hoy voy a contar algo diferente, algo más raro, algo más peculiar, algo más acojonante.
Se supone que en tren se pueden transportar mascotas siempre que vayan en jaulas y no sean mayores de 6 kg y
cito textualmente de la web de RENFE "Los animales son tolerados para su transporte si no se oponen los viajeros o se producen molestias a los mismos. El dueño se hará responsable de las molestias y daños que estos puedan ocasionar".
Me siento en mi asiento con normalidad y me acomodo. ¿Qué me tocará en la lotería del asiento de al lado? En el asiento de al lado, un hombre de complexion normal, aspecto normal, de unos 40 años pero tenía sorpresa, como los kinder: Una jaula con un perro dentro.
No pasa nada -pensé-
Pero si que pasa.
El pobre perro, al ver el ruido y el movimiento del tren se puso a
ladrar-aullar-llorar durante horas, sin descanso. No entiendo como algo tan chico tiene tanta resistencia ni tanta capacidad de hacer ruido. Es increíble. Debería ser motivo de estudio.
Pero más increíble era observar al dueño como estaba leyendo tranquilamente mientras que su mascota molestaba a todo el vagón, una muestra más del poco civismo que vengo padeciendo año tras año.
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(click para aumentar)Pero bueno, me arme de paciencia como un santo y subí el volumen de mi excelso iPod. ¿Qué más podía hacer?
Podía cambiarme de asiento. ¿Podía...?
DEBÍA cambiarme de asiento como fuera y lo más alejado posible de aquella criatura poseída por satanás. Y así lo hice, me cambie a la fila de la derecha lo más alejado que pude con los asientos vacíos que había disponibles.
Entonces pensé: ¿Puede ir algo peor? Siempre puede ir peor, siempre.
Cuando iba por la mitad del viaje, en una de las paradas y aún con el perro ladrando como si lo estuvieran torturando o se fuera a acabar el mundo
-aún no tengo muy claro el por qué- subió al vagón una mujer invidente acompañado de un perro guía.
¿Qué puede ocurrir si se sube un perro "suelto" a un vagón donde se encuentra un perro psicótico que hace 2 horas que no para de ladrar como si la vida le fuera en ello?
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(click para aumentar)Pues para sorpresa mia, el perro guía de la señora invidente no se inmutaba, era el ser que iba más tranquilo en aquel maldito vagón. Mientras, el otro perro ladraba
-aún- con más fuerzas. Desde aquí felicitar la labor que realizó el
interventor-revisor ya que no le dijo absolutamente nada al dueño del perro. Muchas gracias, es usted muy diligente en su trabajo. Nótese la ironía.
Después de mi indignación hacia él, hacia el dueño del perro, hacia el perro, hacia RENFE, hacia el diseñador de los putos vagones
"Serie 449" y hasta el último obrero que había puesto el último tornillo de aquella máquina de tortura llamada vagon, después de todo... me relaje. Y entonces tome la determinación más
ERRÓNEA de toda mi mísera vida: Cambiarme de vagón.
Me cambie de vagón y el ruido del perro ladrando era notablemente menor, y me acomode en un asiento ubicado junto a la ventana... !Podía ver el paisaje y todo¡ Todo era tranquilidad y paz. Hasta pude comerme medio bocadillo y una lata de coca-cola. La mejor coca-cola de toda mi vida.
Pero el calvario volvió cuando una persona se sentó a mi lado. Era una varón, alto, de unos 50 años o quizás más con unas pintas verdaderamente siniestras: parecía sacado de una película de los años 40 y presumiblemente era un enemigo de la ducha.
Hasta ahí, todo normal, todo tolerable. He visto a personas muy raras y bueno, todo entraba dentro de la
"normalidad".
A los pocos minutos de sentarse sacó una carpeta con folios y un estuche con lapices y colores. Poco después sacó un folio y pinto una casa, un sol... todo ello con trazos muy infantiles, parecía que el dibujo lo realizase un niño de 7 ó 8 años como máxmo con la única peculiaridad de que todas las personas
estaban MUERTAS. Sí, muertas, con sangre... con sangre roja proveniente del lápiz rojo...
¿Qué tipo de persona dibuja cosas así?
Cuando acababa con un dibujo empezaba con otro de la misma índole, casas, montañas, nubes, soles, árboles y gente muerta. Mucha gente muerta, y mucha sangre.
Entre dibujo sacaba una radio transistor de las antiguas, de las que tenían pilas, se la pegaba a la oreja a todo volumen y se limitaba a escuchar
INTERFERENCIAS. No escuchaba ninguna emisora, no escuchaba a nadie,no había música... sólo interferencias.
La cosa empezó a ponerse fea cuando me pilló mirando los dibujos y ahí empezaron a vivirse momentos
TENSOS cuando él me miraba fijamente y yo rápidamente miraba a otro sitio intentando disimular.
Y cuando digo tensos, quiero decir tensos, de tensión, de no saber qué cojones hacer o dónde meterme...
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(click para aumentar)He tenido viajes difíciles. Recuerdo un trayecto Barcelona - Sevilla en avión que pensaba que no lo contaba, pensaba que se caía el avión de las violentas turbulencias que estabamos sufriendo. También recuerdo un trayecto Malaga - Sevilla en autobús, de madrugada en el cual yo estaba con fiebre moderadamente alta y me sentía verdaderamente mal y no pude pegar ojo. Pero lo sucedido aquella tarde supera con creces todo lo demás. Lo supera por mucho, por muchísimo.
El peor viaje de toda mi vida.
Y es que aún recuerdo su rostro...
Escuchando: Jhonny Cash - Cocaine blues